INDURUWA – COLOMBO

Final de nuestra aventura por la Antigua Ceylan

Nos encontramos en un lugar para descansar. Es lo mejor que se puede hacer en un lugar como este. Así que hoy no hay ni despertadores, ni prisas. Estamos en la cama, y oímos pasar al panadero. Lo llevamos oyendo durante todo el viaje. Es un tuk tuk, lleno de pan, que va vendiendo de casa en casa, y tiene una música de un organillo, que suene bastante. Y cuando despertamos, vamos a la cocina de la señora, y según nos ve, nos dice “breakfast”, que vayamos a nuestro porche que nos lo lleva ahora. Nos empiezan a traer una especie de magdalena, envuelta en hoja de palma. El señor cuando nos sirve el desayuno, nos dice que es algo muy típico de Sri Lanka, que lo hace su mujer.

Y a continuación, nos van trayendo el té, por cierto riquísimo, unos huevos fritos, unas tostadas, y el pan Roti, también típico de Sri Lanka. Todo el desayuno muy casero. Podría no ser el mejor desayuno, pero se nota que está hecho, como si lo hicieras tu en tu casa. Por eso nos encanta este tipo de hoteles familiares como este,  Susee Villa Induruwa, en el que te sientes como en casa, además de dejar el dinero integro a una familia local.

Y al final nos trae un zumo de Papaya. El zumo es 100 x 100% natural. Solo papaya. No quedaba muy bien, ya que era bastante espeso, pero no se puede discutir que es totalmente natural.

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En Induruwa, no hay mucho que hacer. Es un sitio de playa. Pero nosotros no podemos estar mucho quietos. Así que, vamos a inspeccionar el otro lado de la playa de la que fuimos el día anterior. Salimos a la carretera, ya que desde la playa es difícil acceder, porque se encuentra el Hotel Saman Villas en lo alto de unas rocas. Un buen hotel si te quieres gastar 500$ la noche. Así que por la carretera, en cinco minutos, volvemos a acceder a la playa. No sin antes ver paisajes preciosos y selváticos que se encuentran junto a la playa.

Y aparece ante nosotros otra playa kilométrica, y totalmente vacía. Tenemos para andar un buen rato, que es lo que nos gusta hacer en las playas.

Y entre paseo y paseo nos vamos dando algún que otro chapuzón. El mar lo vemos más bravo que el día anterior, con unas olas enormes, y continúas.

Tenemos que poner de nuevo, el punto reivindicativo, y es que algunos tramos de la playa, estaba bastante sucia, sobre todo con muchas botellas de plástico. Ahora que está tan de moda, el tema del plástico, y se quieren prohibir en nuestro país las bolsas de plástico, lo cual no lo compartimos, tenemos que decir que por prohibir dichas bolsas no se va a terminar con el plástico en los mares. Al final me van a prohibir la utilización de bolsas, cuando no soy yo quien las tira al mar, son en países como este, los que no tienen ni cuidado, ni legislación, para evitar que el plástico llegue al mar.

En toda la playa, se encuentran cuatro hoteles. Se ven hoteles bastante caros, pero en medio de la nada. Llegamos al final de esta playa. Cruzamos unas piedras, y llegamos a otra kilométrica y desierta playa.

Seguimos nuestro paseo, y nos encontramos otros cuatro hoteles, de la misma pinta que los anteriores. En nuestro camino, nos encontramos con un ultraligero, que nos sobrevuela a muy baja altura.

Al final de esta playa, hay una empresa que te hace un vuelo, por la playa. Y a continuación vemos aterrizar un helicóptero en la misma playa. Luego descubrimos que también te hacen paseos en helicóptero. El turismo que se ve en estos hoteles, tiene cierto poder adquisitivo, ya que estas cosas no son baratas.

Llegamos al final del todo, y ya no podemos seguir. Hay un pequeño templo y si giras a la derecha, sales a la desembocadura del río, donde te puedes bañar sin olas.

En todo el camino, se nos fueron acercando muchísima gente local, para ofrecernos, lo que ellos llaman Safari por el río. Te dicen que puedes ver, cocodrilos, iguanas, monos, pájaros, y serpientes. No lo hicimos, ya que después de haber hecho los dos safaris anteriores, no nos apetecía hacer nada más, y teníamos miedo, que fuera un paseo por el río. Hemos llegado a Bentota por la playa. Ahora nos toca volver. Nos damos la vuelta, y salimos a la carretera, para ver si encontramos algún sitio para comprar agua. Le preguntamos a un chico que vendía helados que si tenía agua. Nos dice que no, pero nos ofrece la suya. Otro detalle de gente de Sri Lanka. El chico, tiene un tuk tuk con helados. Le vemos más adelante, y nos dice donde podemos comprar agua.

Vemos un tren, y nos damos cuenta que es la parada de tren donde nos bajamos el día anterior. En nuestro paseo por la playa hemos visto varios, aparecen y desaparecen.

Ya de estar aquí nos vamos a ver un Buda en un templo que hay cerca. No es que sea muy impresionante, después de los que hemos visto en todo el viaje, pero siempre son dignos de ver.

Volvemos a la playa, y continuamos nuestro regreso a nuestro hotel entre baño y baño. Hay gente ofreciendo masajes, pero no es necesario, ya que el mejor masaje son estas enormes olas rompiendo en tu espalda. Te dejan como nuevo. Llegamos algo cansados sobre las tres a nuestro hotel. Nos ve la señora, y al rato la tenemos en nuestra habitación con dos zumos de papaya. No paran de tener detalles con nosotros. Si no son zumos, es té. Son gente muy servicial, que se desviven por que te encuentres a gusto. Esto lo hemos dicho, en muchas ocasiones, pero como en este caso, no lo hemos visto nunca. Descansamos un poco y nos vamos a dar el último chapuzón, para revolcarnos un poco con las olas.

Con estas olas, es lógico que también haya bastante turismo de Surf. Aunque las olas no son muy altas, pero si que hay muchas y tienen mucha fuerza.

Hemos quedado con el señor del hotel a las 6 de la tarde para que nos lleve a Aluthgama, para coger nuestro autobús a Colombo. Así aprovechamos hasta que se haga de noche. Está al lado de Bentota. De hecho Bentota, es un pueblo muy pequeño, solo famoso por sus hoteles. La población grande es Aluthgama. Nos deja en la parada del bus, donde hay mucha gente esperando. Rezamos para que no vengan muy llenos, pero creemos que es mala hora para coger un bus. Nos dice que viene uno. Para y se empieza a montar toda la gente que está esperando. Nosotros cuando queremos darnos cuenta ya no podemos subir. Y le decimos al hombre que esperamos el siguiente. Pensamos que podía haber sido mejor idea ir en tren, ya que aunque es más lento, y seguramente no cojamos asiento, se va más cómodo que en los autobuses abarrotados. En diez minutos vuelve a aparecer otro autobús. El hombre nos dice que cuando pare el bus “quicky“. Piensa que vamos a ser incapaces de subir a algún autobús con tanta gente. Y no se equivoca, porque nosotros también lo pensamos. Según para, comienza otra vez a subir la gente. Le decimos al revisor que nos abra el maletero, ya que con las mochilas grandes es imposible subir. Metemos las mochilas, y vamos a subir a este autobús, que ya está lleno. El bus comienza  a andar, y nos tenemos que subir en marcha. Solo nos da tiempo a quedarnos en las escaleras. El hombre nos despide con un saludo con la mano. Se ha portado mejor de lo que le corresponde. Ha sido todo un placer haber conocido a esta familia. Ya en el autobús, logramos subir hasta el pasillo, y dos chicos se levantan para dejarnos sentar. Les decimos que no hace falta, pero nos dicen que van a parar en la próxima parada. Uf, que suerte hemos tenido. Así que vamos sentados las dos horas largas de trayecto, en el que el bus se llega a llenar exageradamente. No queremos ni pensar en un autobús como este, que es lo general en Sri Lanka, que tenga un accidente, teniendo en cuenta las locuras que se ven en la carretera. También pensamos que cuanto tiempo pierden la gente aquí en los desplazamientos.

La llegada a Colombo, la hacemos con un tráfico denso. Es de noche, pero nos da tiempo a ver un par de templos enormes hinduistas. En su momento decidimos no pasar ningún día en Colombo. No vimos nada que nos llamara exageradamente la atención, aunque suponemos que tenga bastantes cosas que ver, ya que es la Capital de Sri Lanka. Lo único que pensamos y todavía lo seguimos pensando, después de haber realizado el viaje, que hay cosas más interesantes que ver, que su Capital. Pero para gustos, los colores. También desde el autobús, divisamos, muchísimos rascacielos, y edificios altos que se están construyendo. Se nota que se encuentran con el boom inmobiliario. Esperemos que sepan lo que hacen, y no caigan en el mismo error de otros países, y no ponemos ninguno como ejemplo. Antes de llegar a la estación, unos señores nos indican que bajemos, que esta es nuestra parada. Le preguntamos al revisor, y nos pregunta que si vamos al aeropuerto. Le decimos que si y nos bajamos. Habíamos leído que si vas hasta la estación de autobuses, luego hay que salir y cruzar una calle, donde se ponen autobuses, y allí está el que va al aeropuerto. Justo en frente de  la puerta de la estación del ferrocarril, pero cruzando la calle.

Nos montamos y en algo más de una hora nos deja en el aeropuerto. Este bus no te deja en la puerta del aeropuerto, sino en una estación que ya contamos donde se encuentra, en nuestra llegada a Sri Lanka. Pincha aquí si quieres leer el artículo. Te van a avisar para que pares en un cruce, y todo recto en 5 minutos estás en el aeropuerto. No tienes perdida. Hemos venido desde Bentota hasta el aeropuerto, como si fuera una yincana, pero lo hemos hecho por 200 rupias cada autobús. Tendrás que valorar si te compensa.

El aeropuerto de Colombo, es un aeropuerto algo antiguo, con unas infraestructuras obsoletas para el tráfico que tienen ahora mismo. Para acceder al aeropuerto debes de pasar un control. Luego para acceder a la sala del Check in, debes pasar otro control. Luego pasas inmigración, en el que estuvimos en una cola 45 minutos. Y luego cuando entras en la sala del embarque hay otro control, donde hacen descalzarse a todo el mundo, y te miran minuciosamente. Nos pareció un poco desastre. Si Sri Lanka quiere estar a la altura del turismo que quiere captar, se debería poner las pilas, y ya que te cobran 30$ por el visado para entrar al país, que por lo menos tengan buenas instalaciones en el aeropuerto.

IMPORTANTE: Cuando vayas al aeropuerto del Colombo, debes ir con bastante tiempo de antelación, ya que es un país donde nunca sabes cuánto va a durar tu trayecto, pero siempre más de lo que piensas.

Nos montamos en el avión a las 3 de la mañana, y a dormir, que tenemos un cansancio que no podemos ni con las zapatillas. Cinco horas hasta Doha, y luego directos hasta Madrid.

Y así terminamos nuestra aventura en Sri Lanka. Se puede decir aventura, porque es un país increible y salvaje. Un destino muy recomendable. Con una cultura y una historia muy interesante. Y su visita se puede decir que es toda una aventura.

No es el país más económico de Asia para volar, pero si buscas con antelación, puedes coger los billetes por algo más de 600 €, que no está nada mal.

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La moneda oficial en Sri Lanka es la Rupia de Sri Lanka. Mil Rupias equivalen más o menos a 5 €.

El idioma oficial en Sri Lanka es el l cingalés y el tamil . Sin embargo existe un importante segmento de la población que habla Inglés, sobre todo las personas que trabajan en el sector turístico, y en la Capital.