Como llegar a Pangkalanbun en la isla de Borneo

Día 12 del Viaje a Indonesia: Como llegar al parque Tanjung Puting

A las 6:30 de la mañana salimos del Hotel Red Doors, que está en una ubicación ideal, si quieres estar cerca del aeropuerto. El chico del hotel, nos pidió un GRAB, nos enseñó el precio que eran 25.000 rupias y en 10 minutos, aparece nuestro taxi. Un taxi muy gracioso, con una mampara de plástico separando la parte de adelante con la de atrás. Y todo, forrado con billetes de distintos países. Cables, por si querías cargar el teléfono. Muy peculiar, el taxi.

Sin darnos cuenta estamos en el aeropuerto. Un aeropuerto pequeñito, pero no tanto como el de Komodo o Surabaya. Tenemos que presentar la vacunación, y te rellenan un papel, como una especie de visa. No tardamos nada en facturar. Pasamos los controles, en los que nos dejan pasar hasta el agua.

El avión que nos llevará a las selvas de Borneo, es un pequeño avión con dos asientos a cada lado. En una hora estamos sobrevolando la espesa isla de Borneo. Desde la ventanilla del avión, se puede apreciar el paisaje de una de las selvas más importantes del planeta.

Salimos del aeropuerto y un hombre dice nuestros nombres. Hemos contratado unas semanas antes este tour. Lo hemos hecho con Ari, un guía que habla español y que hay mucha información en los foros de viajes. Aunque, ya sabemos que él no va a estar con nosotros, nos ha dicho que nuestro guía habla un poco de español. Pensamos que cuando te dicen eso, es que no habla nada. Pero nuestra sorpresa es que habla bastante español. Entre su español y nuestro inglés, nos entendemos perfectamente.

Guía de habla hispana en Tanjung Puting en Borneo

Nosotros contratamos el tour de Borneo en el parque Tanjung Puting con un guía de habla hispana que habíamos encontrado en foros. Este guía tiene bastante fama y bastante trabajo. Nosotros contactamos con él, nos dio precio, pero esos días él ya estaba ocupado. Este guía se llama Ari, y podrás encontrar mucha información sobre él por internet. Pero Ari, tiene mucho trabajo y tiene muchos guías que trabajan con su empresa. Y depende de la suerte que tengas te tocará uno bueno o menos bueno. Nosotros, tuvimos mucha suerte al tener a Hadry de guía. Porque habla bastante bien español. Además, es nativo de la zona y conoce la selva como nadie. Es muy atento y nos pareció muy buena persona. Hadry, también hace tour por su cuenta. Si os interesa contactar con Hadry, nos puedes solicitar el teléfono.

Nos lleva hasta el puerto, que se encuentra a 20 minutos del aeropuerto. Nuestro barco o klotot está preparado. Este será nuestro hogar en los próximos tres días. Nos parece muy cómodo, básico, pero suficiente para disfrutar de estos días de selva. En el barco, iremos el capitán, un cocinero, nuestro guía Hadry y nosotros. Hay dos baños, uno para nosotros y otro para ellos. Dormiremos en cubierta con un colchón, cubierto de una mosquitera. Puede ser una aventura preciosa.

Nuestro guía nos explica un poco sobre el parque Tanjung Puting. Estamos aquí, para disfrutar unos días de la selva, pero hemos venido a ver orangutanes. El único lugar del mundo, junto con otra isla de Indonesia, que se puede ver este animal en libertad. Nos parece una pasada, poder ver orangutanes en su hábitat. El barco coge un canal, por donde navegamos sobre una espesa vegetación a los lados.

Los orangutanes pueden llegar a vivir 50 ó 70 años. Son animales solitarios, siempre van solos. Las hembras con sus crías. Llegamos al primer lugar, donde intentaremos ver estos preciosos animales. Comienza a llover, cayendo una tormenta muy fuerte. Como para salir a buscar orangutanes está el día. Esperamos un poco en el barco y decidimos aventurarnos. Vamos con pantalón largo y camiseta larga, por recomendación de nuestro guía. Dice que hay muchos mosquitos. Y que razón tenía, nubes de mosquitos. Nos untamos bien de repelente. Tenemos que atravesar por un camino, embarrado y con muchos charcos, de un kilómetro.

Llegamos al punto, donde se pueden avistar orangutanes. Los trabajadores del parque, van a unas plataformas, donde ponen muchos plátanos. Nuestro guía nos explica, que, si los orangutanes tienen mucha comida en el bosque, no vendrán. Si tienen poca, vendrán. No siempre se tiene la suerte de poder verlos. Sigue lloviendo, pero menos y nuestro guía nos llama, nos mete debajo de unos árboles y vaya susto que nos dimos, cuando vimos a un macho enorme, subido en una rama pequeñita, mirándonos. Una escena bajo la lluvia, que la tendremos siempre en nuestras cabezas.

Poco a poco, empiezan a aparecer de todos los lados. Algunos muy pequeñitos, que no paraban de romper ramas de los árboles. Varias madres, con las crías en brazo. Alucinante, estar contemplando esta imagen.

También aparecen muchos monos macacos. Pero, también había algo malo. Que estábamos rodeados de una nube de mosquitos. Ni con el repelente. Las manos y la cabeza, que era lo que teníamos al aire, no paraban de intentar picarte. Pero hay que recordar que estamos en una selva. Cuando llegamos al barco y nos ponemos en pantalón corto, un hilo de sangre recorre la pierna de Toño. El guía nos dice que es una sanguijuela. Se me ha debido de meter por debajo del pantalón, pero se ha debido de ir. Pero ha dejado una buena marca.

Nos dan de merendar plátano frito y una coca cola. Y nos dicen que vamos a buscar algún sitio tranquilo por el río para dormir esa noche. De camino, vemos en lo alto de un árbol una familia de Monos Narigudos. Con las ganas que tenemos de ver estos simpáticos animales. Pero están un poco alto y está anocheciendo. A ver si tenemos más suerte mañana.

Mientras buscamos un lugar para atracar el barco para dormir, el guía con una linterna va buscando cocodrilos por la orilla del río. Pero no tenemos suerte. Y sobre las 7 de la tarde nos preparan la cena, una ensalada de verduras, pollo a la cúrcuma, tortitas de maíz, arroz y unas manzanas que saben a peras. Todo ello, muy romántico, a la luz de unas velas.

Nuestro guía nos pregunta que si nos gusta el vino. Saca una botella de su mochila y nos da a probar lo que nos dice que es vino de arroz. Sabe como aguardiente, pero algo más suave. También nos explica, que es musulmán, pero moderado, por eso bebe alcohol. Y que le gusta beberlo, para quitar el frío. Después de cenar nos montan nuestra cama. Dos colchones y una enorme mosquitera, para dormir bajo la luz de la luna. También muy romántico. Está siendo una experiencia que tardaremos en olvidar.