Ruta de 2 días por el oeste de Islandia y sus fiordos
Día 10 del Viaje a Islandia: Acantilados Gatklettur, Hellnar Arch, Cueva Rauðfeldsgjá, Iglesia Búðakirkja, Playa Ytri Tunga, Bjarnarhöfn, la casa del Hákarl, Cascada Grundarfoss, Cascada Svödufoss, Iglesia Ingjaldshóll, Pueblo Ólafsvík
Otra noche sin poder ver alguna Aurora Boreal. Una de las cosas que más ganas teníamos de ver en este viaje y cada día se nos complica más. Esta noche las predicciones eran muy buenas. Pero las condiciones meteorológicas, no eran tan buenas, ya que se encontraba muy nublado. Con la APP My Aurora Forecast, vimos que había una alta posibilidad de que pasara una aurora Boreal por nuestra ubicación. Así que, en la misma APP, pusimos una alarma, que nos avisara, cuando se podría ver en donde nos encontrábamos. El móvil nos avisó a la una de la mañana, pero el cielo estaba totalmente cubierto. Así todo, estuvimos casi toda la noche, mirando cada poco y nada. A ver si tenemos más suerte las próximas noches.
La primera parte del viaje, ha sido un poco intenso, comprimiendo todo un poco, pero esta última parte, va a ser más relajada. Tenemos dos días para ver la Península de Snæfellsnes. Así que nos lo vamos a tomar con calma. A pesar de ello, a las cinco de la mañana, estamos despiertos. Puede ser, por la incertidumbre toda la noche de ver la aurora. Y aprovechamos a ver amanecer y hacer unas fotos todavía de noche.
Nos vamos hacia los acantilados, famosos en este lugar. Vamos con una linterna, ya que no se ve nada. Pero hacemos unas fotos, que teníamos ganas de hacer. A pesar de no verse nada, configurando valores de la cámara, se pueden hacer cosas asombrosas. (Nosotros estamos todavía aprendiendo).
Seguimos por un camino, hasta el final de los acantilados y nos aparece una escena de cuento. Además, de noche, todo reluce mucho más. Y nos sale una foto, que no está nada mal.
Nos vamos a desayunar tranquilamente, después de este paseo mañanero. Y después, veremos lo que nos ofrece el pueblo de Arnastapi, volveremos a los acantilados, a verlos de día.
Según llegamos al primer parking para el acceso a los acantilados, se puede ver una estatua. Esta estatua está dedicada a la Saga de Bárðar Snæfellsáss, una saga Islandesa muy popular. La trama sucede en la península de Snæfellsnes. Su protagonista es Bárðr Dumbsson (o Bárður Snæfellsás), quien salva a Ingjaldur de Ingjaldshvoll cuando corre peligro en el mar. Bárðr es de ascendencia mixta de trolls y humanos y vive en Snæfellsjökull y muchos le consideran a él y a sus dos hijos, Helga y Gestr respecto, como entes protectores de la zona.
Cuando llegas a los acantilados, a mano derecha, se pueden ver impresionantes acantilados de basalto, llamados Lóndrangar.
Al otro lado se puede ver lo que se conoce como Gatklettur o Arch Rock, un acantilado en forma de arco circular, que las olas han ido esculpiendo, dándole una figura, que se ha convertido casi en un icono del lugar.
Hay caminos, para recorrer todos los acantilados que hay. No pararás de hacer fotografías, ya que el sitio, bien merece la pena. Y si miras a tus espaldas, verás unas montañas y alguna casita, para amenizar los acantilados.
Nos despedimos de este pueblo, que nos ha maravillado, pero tenemos que seguir el camino. A pocos kilómetros de aquí, se encuentra el desfiladero de Rauðfeldsgjá, un cañón, que se ha convertido en parada obligatoria en esta zona. Para acceder tienes una pequeña subida, hasta el corte que tiene la montaña. Una vez allí, entras por dentro de la montaña, por donde baja un pequeño río. Nosotros entramos un poco, ya que corres el ríesgo de poner el pie en el agua y mojarte entero. Y lo que nos esperaba en el interior, no era algo, que nos pareciera tan impresionante, como para arriesgarnos. Así que, no accedimos al interior y pensamos que no nos perdimos mucho. Nos sorprendió, la cantidad de gente que había en este lugar.
Y al otro lado de la carretera, nos acercarnos a otra Iglesia. Y es que nos parecen tan bonitas. Son tan sencillas, pero con el paisaje, les hacen muy pintorescas. Se trata de la Iglesia de Búðakirkja. La Iglesia Negra de Budir se ha convertido en los últimos años en un objeto muy popular para los fotógrafos y con razón. La pequeña iglesia distintiva es un objeto hermoso y minimalista ubicado en la naturaleza áspera de Islandia, donde el color negro hace un hermoso contraste con las montañas a menudo nubladas del fondo.
Nosotros, además, pudimos verla, con unos novios incluidos. El día estaba de lo más desagradable, mucho frío, y más que viento, un huracán. El día más frío, de los que llevamos en Islandia. Pues la novia, con un vestido palabra de honor. Haciéndose fotos, como si estuviera en verano. Lo único, que cuando se bajó del coche, el velo, salió volando.
De aquí nos vamos en busca de focas. Aquí se encuentra Itry Tunga, una playa que pasaría desapercibida, sino es por ser el mejor lugar de Islandia para ver focas. No podemos desaprovechar la ocasión, para intentar ver focas, ya que no se tiene todos los días la oportunidad. Es una playa con muchas rocas, donde supuestamente, a veces salen a las rocas a tomar el sol.
Nosotros estuvimos un rato y tan solo vimos dos o tres, pero nadando por el mar, que de vez en cuando sacaban la cabeza. El aire frío era inaguantable, como para esperar mucho tiempo, por lo que en un rato nos fuimos. No sabemos si es muy frecuente, que salgan del agua. No sabemos si merecerá la pena, visitar este lugar, porque para verlas en el agua, las hemos visto en la península de Vatnsnes y en algún lugar más de Islandia.
Nos vamos al norte de la Península de Snæfellsnes. Aquí puedes hacer una parada en Bjarnarhöfn, la casa del Hákarl o tiburón podrido. El Museo del tiburón podrás aprender como de una manera tradicional son secados los tiburones de Groenlandia, para su consumo. También podrás probar este exquisito manjar, así considerado en Islandia. El olor, es bastante fuerte y su sabor, no te dejará indiferente. La entrada cuesta 1.200 Coronas.
Siguiendo la carretera, antes de llegar a Grundarfjörður, podrás fotografiar la Cascada Grundarfoss, que la tendrás que fotografiar desde la carretera, porque de momento, los dueños de las tierras, no permiten su entrada.
A pocos kilómetros de esta, se encuentra la Cascada Kvernafoss . No es muy popular, pero nos parece atractiva, porque se ve al fondo la montaña nevada. Si no te gustan las cascadas, no vengas a Islandia.
Desde la carretera, en medio de un paisaje, montañoso, se levanta la Iglesia Ingjaldshóll, que sirvió a una gran congregación y, hasta el siglo XIX, fue la tercera iglesia más grande de Islandia. Nos parece igual de fotogénica que todas las iglesias islandesas.
Es hora de terminar el día. Este frío día, que, por la tarde, se combina con lluvia. Así que volvemos a Ólafsvík, donde se encuentra nuestro Camping, donde pasaremos la noche, soñando con las auroras Boreales.
Tenemos que decir, que hoy por la mañana a primera hora, se nos encienden dos luces de la furgoneta. Leemos el manual de la furgoneta y se refiere a la presión de los neumáticos. La otra, no sabemos muy bien. Vemos que es algo de los gases, pero en el manual pone que llamemos al servicio técnico. La empresa de alquiler (Nordic Rental car), nos facilitó un número de teléfono, para llamar en caso de avería. Nosotros por precaución, les enviamos un whatsap, explicando lo que nos pasaba y adjuntando una foto con las luces encendidas. Es la noche y todavía no hemos recibido respuesta ninguna. Suponemos que no es grave.
En este camping no hay recepción. Tiene una pequeña cocina con una mesa y unas sillas. No es muy grande, pero algo es algo. Sobre las 20:30 horas pasa un chico por cada vehículo a cobrar el Camping. El camping nos cuesta 1500 Coronas por persona. A las 21:00 horas, nuestra alarma de auroras, nos da un aviso. Nos pone que, en una hora, con cielo despejado, podemos ver una Aurora. El cielo está nublado. Pero así todo, estamos atentos y cada poco miramos a ver si vemos algo. En una de ellas, vemos una mancha verde en el horizonte. No es muy oscura, como se ven en las fotos y estaba estática. Nos es imposible hacer una foto. Hemos visto una Aurora, aunque pequeñita.
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