RESERVA DE CUYABENO: Comunidades Indígenas Siona
Tercer día en la selva del Amazonas
Otro día más nos despertamos con los ruidos típicos de la selva, esta vez con los gritos de unos monos aulladores. Hoy estaremos fuera del hotel hasta la tarde, ya que vamos a visitar una comunidad Indígena de la zona. El día parece que está bastante mejor que los anteriores, aunque está algo nublado, pero no amenaza lluvia de momento.
Después de desayunar, cogemos la barca y nos ponemos a recorrer unos 15 Kilómetros por el río hasta la comunidad. Este recorrido lo hacemos en varias horas, ya que vamos parando continuamente viendo animales. Es un lugar increíble para ver animales.
Lo que más se puede ver, son pájaros, de todos los colores, algunos de ellos tan raros, que no los has visto nunca. Muchas garzas, loros y guacamayos azules.
Aunque no se como lo hacen los guías para ver anacondas, que vimos unas cuantas, algunas de ellas, de un tamaño considerable.
Y de todos los pájaros el que más nos gusta es el vistoso hoatzin, que solo se encuentra en el Amazonas.
También pudimos ver a un Delfín rosado, que más que rosado, parecía blanco. Es muy difícil de ver, porque solo sale décimas de segundo a la superficie, y no sabes exactamente por donde va a salir.
Es difícil hacer fotografías a los animales, que como dice nuestro guía; no esperan por nosotros, porque son súper rápidos.
Vemos un perezoso pero de distinta especie que el que vimos el día anterior.
La comunidad Indígena que vamos a visitar se llaman Los Siona. Y tienen varios asentamientos a lo largo del río, con un total de unos 400 habitantes. Primero paramos en uno de los primeros asentamientos, donde nos van explicando algo de este pueblo. Los Siona son un grupo de Indígenas que originariamente eran nómadas, que se movían detrás de la caza y de la pesca. Hace ya unos 50 años que están asentados en la Reserva de Cuyabeno. Estas comunidades están ayudadas por ONGs para realizar proyectos como tener agua potable, mediante el agua de la lluvia filtrada, o obtener luz con paneles solares.
También nos cuentan que en Ecuador hay bastantes comunidades indígenas diferentes, incluso se encuentran aisladas del mundo. En la reserva de Yusani, en la frontera con Perú, hay algunas que no tienen contacto con el exterior. El gobierno las intenta proteger, pero las compañías petrolíferas que están implantándose en todo el Amazonas, están llegando a exterminarlas.
Luego llegamos a la comunidad donde vamos a pasar casi todo el día. Primero nos explican el proceso de elaboración de la torta de Yuca. Este proceso lo elaboran las mujeres, cada dos semanas más o menos, y les sirve de acompañamiento de la comida. La Yuca es un tubérculo que se encuentra dentro de la tierra (como la patata), y da una gran cantidad de hidratos. No solo nos quedamos con la explicación, sino que somos participes de su elaboración, en compañía de una chica de la comunidad.
Primero fuimos a recoger la yuca. Tienen extensas plantaciones de ella. Luego la pelamos, primero la chica con un machete (con un manejo extraordinario), la hacía un corte para luego quitarla todo el exterior. Luego lavamos la yuca en un caldero, para posteriormente rayarla en una especie de tronco hueco. El siguiente paso es eliminar el agua que contiene la yuca, y para ello la mete en una trenza de lianas, y la retuerce para escurrirla. Cuando ya está bien seca, se pone encima de un panel con agujeros, donde poco a poco se filtra, para que quede harina. Ya con la harina, el último paso es ponerla en una especie de sartén de cerámica que estaba al fuego para así hacer la torta.
Cuando ya terminamos, estuvimos comiendo, por supuesto la torta que habíamos elaborado y comida que habíamos traído del hotel.
Después de comer aparece el Chamán de la comunidad. Nos aparece vestido con una túnica, collares de colmillos de animales (dos de ellos, colmillos de jaguar), y plumas de pájaros de sombrero. Nos explica en qué consiste su labor, como ha sido su preparación para ser chamán, y pudimos hablar con él, resolviéndonos dudas y curiosidades. También nos explica cómo son los rituales que realiza, llegando incluso a realizarnos una simulación con uno de nosotros.
Para realizar sus rituales beben Ayahuasca. Con raíces de árboles alucinógenos, para así poder visionar mucho más y poder ver soluciones. Llegaban a estar colocados una tarde entera.
Esta actividad tiene un coste de 10$ por persona que nos indican que es para la comunidad, ya que no tienen fuentes de ingresos. Si es verdad que este dinero va a parar a dicha comunidad, por supuesto que está bien pagado, si se lo quedan intermediarios, y no llega, o solo llega una parte, consideramos que es un engaño. Confiemos que sea lo primero.
Terminamos la actividad y regresamos de nuevo por el río. El barquero, de vez en cuando se mete por atajos, por unos cauces que casi no entra ni la barca.
Y como siempre que vamos por el río, vamos viendo animales. Hay tal cantidad de ellos, que estamos continuamente viendo.
Antes de llegar al hotel, entramos en la hora azul, poco antes del anochecer, que es la mejor hora para hacer fotos. Justo entramos en el Lago y nos deja unos paisajes increíbles, con unos reflejos del cielo en el agua muy bonitos.
Llegamos al hotel, pero solo para hacer un pequeño descanso, ya que en 20 minutos, volvemos a quedar para hacer una caminata nocturna por la selva. Prácticamente nos da tiempo a cambiarnos de ropa. Nos ponemos pantalón largo y camisa larga, con las botas de agua, provistos de una linterna. Ponerse de largo, no tiene otro objeto que el de protegerse, tanto de mosquitos, como si tocas algún árbol que no debes, o incluso picaduras de serpientes, tarántulas o escorpiones.
Antes de marchar subimos al mirador de nuestro hotel, porque no queremos perdernos el anochecer desde lo alto.
Después de ver como se esconde el sol en la selva, nos montamos en la barca, que nos llevará al otro lado del lago. De camino se nos hace totalmente de noche. Nos para en un lugar no muy lejos del hotel. Estamos caminando a través de la jungla aproximadamente una hora, viendo muchos animales imposibles de ver de día. La caminata no tiene apenas dificultad, lo único es que debes de tener cuidado de no tocar donde no debes. Lo peor era, que tenías que alumbrar con la linterna el suelo, e ir mirando para abajo para ver donde pisabas, pero así descuidabas la parte de arriba. Y había veces que sentías en la cabeza como pillabas una tela de araña. El problema no era la tela de araña, sino que podía ir también la araña en tu cabeza. Y precisamente las arañas aquí no son pequeñas.
Al principio del recorrido no tuvimos más suerte que poder ver un pequeño roedor.
Pero al final, empezamos a ver varias tarántulas, una especie de lagarto, una rana con el cuerpo transparente por debajo, etc.
Llegamos al hotel justo a la hora de la cena. Una sopa de verduras, muy habitual, pero también muy rica. Y un poco de carne.
Y damos por finalizado el día. Así que a la cama, y procurar no soñar mucho con arañas.
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