A mitad de camino vemos un cartel de comunidad tibetana. Así que giramos para la derecha y para allá que fuimos. A los pocos metros nos encontramos con un Monasterio Tibetano. Una señora nos dice que pasemos. Entramos y estaban realizando una ceremonia. Así que allí nos sentamos los dos solos con los monjes. Fue alucinante.

Había un monje que debía ser el que más mandaba, subido en un altar, con un fuego a sus pies, donde de vez en cuando echaba algo.

Luego había una fila de ellos sentados, con ropas muy vistosas, donde en el extremo se encontraba otra persona importante en la cermonía.

Cantando y tocando instrumentos rudimentarios, de repente aparecen más, que se ponen a dar vueltas alrededor de los que ya había. Todo en un entorno bastante misterioso. A nosotros nos fascinó.

Hay un monumento tibetano a la salida del monasterio y un poco más adelante unos puestos, en los que venden recuerdos tibetanos. Aquí hay una comunidad de refugiados tibetanos, porque hay que recordar que el Tibet está sometido por China. Ejerciendo una dictadura (propia de China), en la que no permite una libertad de religión. Pero parece que a nadie le importa. Y muchos habitantes del Tibet han tenido que huir, sobre todo a India o Nepal.

Volvemos a la carretera para seguir nuestro rumbo. Hemos visto que hay un Mercado Antiguo, y decidimos ir a verlo. Vamos poco a poco, porque se encuentra a unos tres Kilómetros de la estación de buses turística. Lo que estamos haciendo hoy andando, no se lo recomendamos a nadie que no esté muy acostumbrado a andar, ya que son bastantes kilómetros en total. Pero si te gusta caminar, es muy recomendable. Y te encontrarás con la gente local de Pokhara.

Y también podrás ver costumbres del lugar, como un juego que vimos más de una vez en nuestro viaje, pero en calles no turísticas. Un juego similar a un billar, pero en vez de bolas, juegan con fichas. Untan el tablero de algo para que las fichas se deslicen mejor.

Con los pies ya bastante cansados llegamos al Mercado Antiguo. Realmente es una calle con edificios antiguos, muy bonitos, que debajo tienen tiendas.

Es recomendable si quieres salir del Pokhara turístico, que es la zona del Lago. Hay también una parte muy musulmana. Y parece otra ciudad distinta, de la que se encuentran los hoteles.

Empieza a llover un poco y tenemos miedo que acabe como el día anterior (en una gran tormenta). Así que decidimos coger un taxi para volver al hotel. Y es que, también, estamos cansados y nos quedan más de cuatro kilómetros, para llegar al hotel. El taxi nos cobra 300 rupias que es el precio fijo que cobran los taxistas en Pokhara. Llegamos al hotel para cambiarnos e ir a cenar. Todavía nos queda algo de fuerzas para dar una vuelta, comprar algo para desayunar al día siguiente. Y compramos algo que nos faltaba para el trekking, como el mapa. Hay muchos lugares que lo venden y lo puedes conseguir por 350 rupias.

Por fin, vamos a cenar en un restaurante cerca de nuestro hotel, pero no la calle principal del lago. En la calle del lago, se encuentran los mejores bares, pero también los más caros. Cenamos pollo al Curry y un arroz frito con todo lo que se puede echar. La verdad, que recobramos fuerzas con esta cena, y estaba muy buena. Con dos fantas y estos dos platos por 500 rupias.

Y para el hotel a descansar, y a preparar todo para el trekking que haremos en los próximos siete días. A ver si se nos pasa el cansancio, ya que hoy se nos ha ido un poco de las manos. Y al final hemos andado más de lo que deberíamos.

Vistas desde la habitación de nuestro hotel