Entramos en algunos de los estrechos túneles que se comunicaban entre sí, a lo largo de la selva y donde había salas como enfermería, cocinas o salas de reuniones. En todas las entradas, se ponían granadas, para que, si eran descubiertas, se tapara la entrada. Por lo que un ejército invisible subterráneo fue capaz de ganar a uno de los mejores ejércitos del mundo.

Si quieres probar una de las armas utilizadas en la guerra, lo puedes hacer por 60.000 VND por bala. Tienes varios tipos de armas, como AK, M16, K63, K54 o Carabina. Desde todo el recinto puedes escuchar los disparos, pero de cerca, cada tiro llegaba hasta asustar.

Ha sido nombrado como monumento Nacional y nos parece una visita imprescindible en tu viaje a Ho Chi Minh y a Vietnam, ya que forma parte de la historia no tan lejana. La guerra de Vietnam, fue un hecho tan cruel como importante a nivel mundial. Y visitar los Túneles de Cu Chi, te acerca a esa dura y trágica historia.

Volvemos a Ho Chi Minh, a pasar las últimas horas en esta vibrante ciudad. Hay un tráfico similar al de por la mañana. En esta ciudad, las motos no desaparecen de sus calles. Pero para el intenso tráfico que hay, no hay muchos atascos y se circula fluidamente.

El tour finaliza, en el mismo lugar donde nos recogen. Damos una vuelta por estas calles, que, aunque no están tan animadas que, por la noche, también tiene lo suyo a estas horas. Hace un calor aquí, que, hasta los sillines de las motos, les ponen parasoles. Y al día siguiente cuando alquilaríamos una moto, lo entenderíamos.

Nos vamos a comer en uno de los callejones de la famosa calle Bui Vien. Elegimos uno de los bares tradicionales, que, aunque no tienen muy buen aspecto, creemos que es donde mejor puedes saborear la típica comida vietnamita. Y no nos equivocamos. No podíamos marchar de Ho Chi Minh sin probar la Sopa Pho, típica de Vietnam y en particular de esta región. Sopa de fideos con carne, vegetales y jengibre. Lo acompañamos de unos noodles de pollo y unos rollitos vietnamitas, que estamos enganchados a ellos y nos encantan.

Para beber, seguimos probando cervezas vietnamitas. En esta ocasión, tocó probar la Saigón.

Después de comer, recogimos nuestro equipaje, que lo tenemos en la agencia de viajes, con el que hicimos el tour de Cu Chi. Nos damos prisa, porque vemos que se acerca de nuevo, a la misma hora de siempre, otra tormenta. Llamamos a un Grab, para que nos lleve al aeropuerto. Y según nos montamos, comienza a jarrear agua, como ya nos tiene acostumbrados. Aunque en esta ocasión, la tormenta dura menos.