Ruta en coche por las Islas Lofoten
Día 12 del Viaje a Noruega: Que ver en Hennigsvaer
Empezamos otro día en las Islas Lofoten. Hoy vamos a dedicar el día, a ver lo que nos falta y lo que no nos ha dado tiempo a ver. Salimos de nuestro Hotel Lofoten Beach Camp y hay un viento, que parece un huracán. Por lo menos no llueve como el día anterior. La temperatura que nos marca el coche es de 4º, pero con el aire tan gélido, la sensación térmica es muchísimo menor. Estamos a primeros de octubre, cuando llegue el invierno, debe de hacer un frío inaguantable.
Al no estar lloviendo, volvemos a Reine, que el día anterior nos quedamos con ganas de más y con la intensa lluvia, no pudimos verlo muy bien. Es difícil no parar el coche, para hacer alguna foto. Esta hora de la mañana, es la mejor hora para hacer fotos.
A lo largo de los 30 kilómetros que separan nuestro hotel de Reine, son los mejores paisajes con casitas que vas a encontrar en todo Lofoten. Paramos unas cuantas veces y si no paramos más, es porque no queremos llegar tarde a Reine.
En Reine no está lloviendo, pero el frío que hace es exagerado. Dejamos el coche en un mirador que hay en la carretera, antes del cruce del pueblo. En todo Reine está prohibido aparcar turistas. Desde allí, vamos andando. Pasamos por el puente que comunica el pueblo con la carretera, que es el punto para hacer unas buenas fotos.
Recorremos el pueblo, que reconocemos que nos está gustando más que el día anterior. Apenas hay gente, las calles desiertas para nosotros. Lo disfrutamos más que el día anterior, por culpa de la lluvia, pero hoy tampoco es para entretenerse mucho, ya que hace mucho frío. Y el aire te corta la cara y las manos.
Volvemos por la misma carretera, despidiéndonos de todos estos paisajes y pueblos de esta parte de Lofoten. Cogemos el desvío para Nusfjord, para ver este pueblo de pescadores. El camino que nos lleva hasta el pueblo nos pareció bastante chulo.
Para llegar al pueblo, atravesamos el impresionante lago Storvatnet, con una imponente montaña al fondo.
Nusfjord es un pequeñito pueblo, que muchas veces pasa desapercibido para los turistas. Hay que desviarse de la carretera principal un poco y suponemos que por eso no es muy visitado. Pero merece mucho la pena. Es un pueblo que ha estado aislado durante mucho tiempo, ya que la primera carretera se construyó en los años 60. Llegó a ser un pueblo importante de pescadores, llegando a ser habitado por más de 1500 pescadores.
Si quieres puedes entrar en una especie de casas museo en el pueblo de Nusfjord. Su entrada cuesta 100NOK.
Nos dirigimos a otro lugar que tampoco es frecuentado mucho por los turistas. Se trata de la Iglesia de Buksnes. Esta iglesia de madera roja fue construida en Dragestil («estilo Dragón»), un diseño popular en Escandinavia de principios del siglo XX. La iglesia tiene capacidad para unas 600 personas. Y nos pareció una de las más bonita de las Islas Lofoten.
Dejamos la carretera principal y cogemos otra que va por debajo, bordeando la costa. Así, no volvemos por el mismo camino y vemos otras cosas. En nuestro camino, nos encontramos con otra bonita iglesia. De estilo neogótico, esta Iglesia de Valberg se construyó en 1889. Nos gustan tanto estas iglesias, sobre todo por el entorno que las rodea.
Llegamos a nuestro destino, otro pueblo importante de las Islas Lofoten. Henningsvaer es comparable por su importancia, con el mismo Reine. Está compuesto por una serie de islotes repartidos por el mar y posee una de las arquitecturas mejor conservadas de los pueblos tradicionales noruegos.
Aquí, pasaremos la noche en el Hotel Fast Hotel Hennigsvaer. Es un hotel sencillo, la habitación no es muy grande, pero tienes dos butacas para estar más cómodo. El precio está muy bien y está a un kilómetro del turístico pueblo Hennigsvaer. Una buena opción para alojarse en Lofoten.
Dejamos las cosas en el hotel y salimos a explorar Hennigsvaer. Nosotros estamos justo antes de la localidad. Justo antes de cruzar el puente que te lleva hasta Hennigsvaer. Estamos a 1,8 km de la otra punta de Hennigsvaer. Cruzamos el puente y nos adentramos a este precioso pueblo. Sus casas nos parecieron preciosas nada más llegar.
El pueblo está dividido en dos partes, con un canal que separa ambas zonas. Un pueblo que no debe perderse nadie si visita las Islas Lofoten.
El pueblo tiene algunas tiendas de souvenirs, cafés y restaurantes. Todo ello en edificios con armonía al pueblo. Pasear por estas calles nos encantó.
Cuando parece terminar el pueblo, hay una carretera que te llevará a un lugar insólito. El campo de fútbol que está considerado como el más remoto y en un enclave tan curioso. En uno de los islotes de esta población han construido un pequeño campo de fútbol. Con un espacio tan justo, que no se han podido construir gradas.
Rodeado de rocas y maderas que se utilizan para secar el pescado, se encuentra este peculiar estadio. Suponemos que tendrán bastantes balones, porque muchos irán a parar al mar. La foto que se ha hecho viral es con un dron desde el cielo.
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