Despertamos con los periquitos volando sobre nuestro barco. Es temprano, está empezando a amanecer. Se siente una paz y una tranquilidad difícil de conseguir en otros lugares. Nos preparan el desayuno, esta vez, una tortilla y unas tortitas.

Y tranquilamente, nos vamos hacia el embarcadero de Kumai, donde terminaremos nuestra aventura por Borneo. Pero, como despedida, podemos ver un enorme mono narigudo, bastante cerca, que parece que viene a despedirnos del Parque Tanjung Puting.

En hora y media, hemos llegado a nuestro destino. Nos hacemos unas fotos con toda la tripulación. El cocinero, el capitán y nuestro guía. Han sido tres días que no podremos olvidar. Estos lugares tan auténticos, que cada vez quedan menos en el mundo, son imprescindibles de visitar si te gusta la naturaleza.

Nos está esperando un coche para llevarnos al aeropuerto. Nuestro guía Hadry nos acompaña y nos lleva hasta dentro del aeropuerto. Solo tenemos palabras de agradecimiento sobre él. Nos ha tratado muy bien y ha hecho que nos sintamos super a gusto.

Volamos a Yakarta. Todos los vuelos internos, los hemos comprado con dos semanas de antelación al viaje. Recomendable, porque en temporada alta, puede haber bastante gente. En algo más de una hora estamos en la capital de Indonesia.

Esperábamos llegar más tarde, pero el adelanto de tres horas del vuelo, nos trastoca un poco los planes. Volamos al día siguiente para España y nos planteamos ir a visitar Yakarta. Pero, pensando fríamente, no nos merece la pena. Esta ciudad, se encuentra a casi dos horas del aeropuerto. Tampoco, nos parece una ciudad muy interesante, si no tienes suficiente tiempo. Una gran ciudad asiática, que tienen mucho que ofrecer, pero si tienes tiempo. Ni siquiera tenemos un día entero. Decidimos coger un hotel cerca del aeropuerto y hacer tiempo hasta el día siguiente. Cambiamos de hotel, al que habíamos estado cuando llegamos (que también se encontraba cerca del aeropuerto). Decidimos coger uno algo más caro, pero con piscina, para relajarnos estas últimas horas.